viernes, 5 de julio de 2013

ENTRENO ACCIDENTADO (4/7/2013)


Ayer, como un día cualquiera, fui a entrenar por los acantilados maravillosos que tengo cerca de mi casa.  El día amaneció bastante nublado, pero según avanzaba la tarde el cielo se abría paso entre las nubes hasta conseguir predominar toda la extensión que podía abarcar la mirada.

Una vez hechos los preparativos, salí a correr a eso de las 20:15 con la intención de llegar hasta los acantilados de Barrika que asoman a la playa de Gorliz.  

Empecé suave, para ir calentando los músculos y cada vez disfrutando más del entorno y del suave calor que me ofrecía el sol que ya empezaba a descender hacia el horizonte.  

Desde Sopelana hacia Barrika, era un gusto ir trotando y disfrutando del paisaje y de su contorno variopinto, cruzándome con algunos corredores y ciclista de bbt.

Sorteé varios desniveles abruptos y zonas estrechas desgastadas por el rodar de bicicletas y alguna que otra motocicleta de montaña.   

Iba disfrutando de verdad, cuando en una zona que estaba más que bien para correr pues el tramo de pista era ancho y bastante llano con algunas piedrecitas que sobresalían del duro barro, voy y me tropiezo no sé ni con qué y me voy de morros contra la tierra derrapando de frente y con las manos apoyadas en ella a modo de freno.  Pero justo cuando frené en seco con la boca besando el polvoriento suelo, mi mano derecha se volvió como hacia adelante y se me tronchó el dedo meñique hasta el punto de tocar "literalmente" el dorso de mi mano.  Y te preguntarás ¿cómo lo sé ésto?  Pues porque giré la cabeza para no romperme las gafas en la frenada y lo vi "in situ", jajaja.....

Me levanté a todo correr, mirándome por las piernas a ver si tenía heridas abiertas, pero no vi nada que me llamase la atención más que un poco de barro pegado a las mismas.   Además, lo que me preocupaba realmente era el estado de mi dedo, pues preveía que más pronto que tarde se me iba a inflamar después de aquél doblaje imposible que hizo.

Allí mismo decidí que se había acabado mi entreno por ese día.  Aproximadamente 45 minutos de trote y de vuelta para casa con un dolor en la mano accidentada que iba creciendo según pasaban los minutos y se iba enfriando.
Observando la mano accidentada.
Empecé a caminar por el acantilado de vuelta a casa y justo el sol se empezaba a poner en el horizonte, con lo que no me pude resistir a sacarle unas fotos al ócaso.


Una vez desaparecido el sol, me empezó a entrar frío y aceleré el paso para volver a casa pero sin correr para que las vibraciones de los golpeteos no mermaran más mi dolorida mano.

Al llegar a casa me duché y vi que en las piernas también tenía algo de heridas por la abrasión y las curé con agua oxigenada y betadine,  cené un poco y me tomé un ibuprofeno para aliviar el dolor que se iba intensificando.

Hoy he ido al médico y me han diagnosticado una súper extensión ligamentosa y me han inmovilizado el dedo hasta dentro de una semana con indicación de tomar antiinflamatorio cada 8 horas. Fin de la historia.  Hoy peso 61,9 kg.


No hay comentarios:

Publicar un comentario