lunes, 11 de agosto de 2014

Precioso entreno por la Sierra de los Picos del Urbión con Pablo San Juan.

Segundo fin de semana de agosto y mi marido y yo tenemos un planazo precioso junto con nuestros amigos Pablo y Mar, que nos han invitado a pasar esos días en un bonito pueblo de Soria.
El sábado hicimos un poco de turismo natural, pero sin meternos en berenjenales, jajaja... ¡¡Qué zonas más bonitas hay en las tierras sorianas!!  No conocíamos nada de allí.
Castroviejo fue como entrar en otro mundo.  Unas formaciones rocosas muy peculiares que parecían caídas del cielo cual meteoritos, jajaja....
Mirador de Castroviejo.
Foto en Castroviejo para el recuerdo.
Con mi marido en Vinuesa.
Bonita escultura hecha a mano en un tronco de un pino centenario.
El domingo vino el plato fuerte del fin de semana.  Mi queridísimo amigo Pablo me invitó a hacer un entreno en altura hacia el Pico o muela del Urbión, así que no me pude negar, jajaja.... Una oportunidad así no se puede desperdiciar por nada del mundo, aunque tenía algunas dudas de cómo respondería mi cuerpo a un esfuerzo a esas alturas (1.750-2.228m).
Los Picos de Urbión constituyen una de las sierras más elevadas del Sistema Ibérico con su cumbre de Urbión de 2.228 metros. Esta sierra hace de divisoria de las cuencas del Ebro y el Duero.
Situados entre la comunidad autónoma de La Rioja y las provincias de Soria y Burgos (Castilla y León), concretamente en los términos municipales de CovaledaDuruelo de la Sierra y Viniegra de Abajo. Están limitados por el valle del Duero al sur, el valle del Najerilla al norte, la sierra de Neila al oeste y la sierrade Cebollera al este.
Su cima más importante es el pico Urbión (2.228 metros), donde confluyen los términos municipales de Viniegra de Abajo (La Rioja) y de Duruelo de la Sierra (Soria).
Desde las 7:30 ya estoy en danza mientras espero a Pablo.
Quedamos a las 8:00 a.m. en el pueblo de Vinuesa donde estábamos alojados mi marido y yo y nos acercamos en el coche hasta el el punto de nieve de Santa Inés, donde dejamos el coche y enseguida tomamos una pista natural hacia nuestro destino.
Comenzamos andando unos metros y Pablo me explica un poco con lo que me voy a encontrar y que correr a esas alturas tiene bastante diferencia con lo que es correr a nivel del mar como muchas veces estamos acostumbrados.
Cuando ya hemos calentado un poco las piernas, empezamos a trotar suavemente mientras ascendemos continuadamente los primeros 1,5 kms. 
Los bosques interminables de pinos nos rodean y el aire puro nos invade nuestros pulmones y va despejando la mente según avanzamos.
Seguimos trotando a un buen ritmo y caminando en algún momento para ir dosificando fuerzas pues todavía nos queda un buen trecho hasta hacer cima en el Urbión.
Pablo va muy pendiente de mí y de mis sensaciones físicas.  Eso se lo agradezco muchísimo pues yo nunca he corrido a esas alturas y no sé cómo reaccionará mi cuerpo, aunque hasta el momento sorprendentemente no noto un excesivo cansancio ni falta de aire por el esfuerzo.
Impresionantes vistas a unos 1900 metros de altura.
Continuamos corriendo en algunos momentos con más intensidad que en otros y pasamos por una zona en la que hay por lo menos 50 cajones-panales para las abejas.  Ahí sí que me preocupo un poco de tener que pasar a menos de 20 metros de tantísimos millones de abejas como debería de haber allí. Las tengo fobia y pánico, así que intento pasar sin hacer mucho ruido y sin casi respirar para pasar desapercibida.
Tras este momento, volvemos a nuestro entreno sin mayores novedades.  Según vamos ascendiendo, Pablo me va diciendo con suficiente antelación dónde sacar la cámara de fotos para hacer algunas fotos del recorrido que merecen la pena.
El mundo a nuestros pies.
En alguna ocasión me puedo adelantar a él y le saco alguna foto para el recuerdo, jajaja.... Yo también me saco algunas y Pablo, aunque no es partidario de pararse cuando está haciendo un entreno, finalmente se ofrece a hacerme alguna foto a la carrera para que la tenga de recuerdo.
Pablo dosificando fuerzas para afrontar bien el ascenso al Urbión.

Fotito cortesía de mi amigo Pablo.
Seguimos ascendiendo y el cuerpo está reaccionando de maravilla.  No noto nada de nada el efecto de correr en altura y no me encuentro nada sofocada por el esfuerzo de la ascensión.  Voy disfrutando al máximo de toda la naturaleza que me rodea y sobre todo de la excelente compañía de mi amigo Pablo.
Desde el kilómetro 5,5 encontramos una zona más o menos llana en el camino que nos lleva durante poco más de un kilómetro corriendo a unos ritmos de entre 5:10 a 6:20min/km, lo cual aprovechamos para darle duro a la zapatilla, jajaja...
Los líquenes a estas alturas tienen un color verde precioso.
Cerca del kilómetro 7 de nuestro recorrido empezamos a salir de la zona boscosa y nos adentramos ya en terreno más pedregoso en el cual debemos ir con un poco más de cuidado de dónde pisamos para no lesionarnos, pero aún así las sensaciones de poder correr por semejante paisaje a mí me parecen un verdadero sueño hecho realidad.   Estoy gozando a lo grande de este entreno.
Empezamos a ir por las primeras zonas pedregosas hacia la cima del Urbión. Pablo haciendo de guía.
La ascensión al Urbión está siendo toda una experiencia para mí pues si alguien me hubiese dicho hace poco más de año y medio que correría por montaña y a estas alturas, me hubiese partido de risa y lo hubiese tomado por un loco visionario que no sabía ni lo que decía, jajajaja.....  Pero sí, la realidad es que estoy aquí, corriendo a una altura considerable y disfrutando muchísimo.
Las nubes a esas alturas cubren la cima del Urbión, pero aún así decidimos continuar.
Ya vamos acercándonos a la cima.
Nos queda algo menos de 1,4 kilómetros para hacer cima en el Urbión.  Yo estoy toda emocionada de ver que ya tengo casi en la palma de mi mano a esa cima.  Pablo me va avisando del tipo de terreno que me voy a encontrar y las precauciones que debo de tomar para asegurarme una buena ascensión sin problemas y yo cómo no, le hago caso a todas sus indicaciones.

El Urbión en todo su esplendor.
Vamos trotando en varias zonas y en otras caminando.   Ya sólo nos quedan unos 500 mts. para hacer cima y ante mis ojos aparecen unas tremendas moles de piedra entre las que hay que pasar.  Me quedo maravillada con lo que estoy viendo pero también veo dificultad en sortear dicha zona tan técnica por lo menos para mí, ya que no estoy nada acostumbrada a entrenar por zonas técnicas de roca.
Aquí sí que había que andar con cuidado entre las piedras y el grijo picado del suelo que hacía resbalar.
Pablo me tranquiliza y me asegura que voy a ser capaz de hacer cima.  Yo confío totalmente en lo que me dice él, pero tengo un poco de intranquilidad por mi falta de experiencia, aunque la ilusión de hacer cima en el Urbión con Pablo está ganando la batalla a las dudas que tengo.
Nos metemos en los últimos metros de ascensión entre grandes moles de piedra y rampas con piedra desmenuzada que nos hacen llevar las manos al suelo también para subir literalmente a cuatro patas.
Voy agarrándome a las piedras y al suelo sintiendo muchas sensaciones bonitas que me hacen pensar en lo afortunada que soy de estar allí arriba disfrutando de la madre naturaleza, pero con mucho respeto al medio natural por supuesto, ya que allí no se puede "jugar" ni hacer el tonto pues una caída puede resultar fatal.
En una de éstas y cuando ya me faltan los últimos metros para llegar a la cima, Pablo me grita: ¡¡¡¡Venga Yolan, que ya estás, qué grande eres!!!!   Y yo toda emocionada y animada hago los últimos esfuerzos pasando por una grieta entre dos rocas y por fin llego a donde está el buzón del Urbión y Pablo allí esperándome.
La niebla cubre un poco la cumbre de este monte, pero no impide el disfrute de hacer cima.  Nos sacamos unas fotos y le doy un gran abrazo y un beso de agradecimiento por hacer posible que yo esté allí arriba en su compañía.
¡¡¡Lo conseguimos, hemos hecho cima en el Urbión!!!
La foto con el buzón del Urbión era obligada, jajaja....
Como hacía fresco, enseguida empezamos el descenso hacia la otra vertiente del Urbión, bajando hacia la zona de la Laguna Helada.
Otra cruz que nos encontramos por el camino de descenso.
Pero antes pasamos por una zona de bajo-bosque disfrutando de correr alegremente y con unas vistas impresionantes a nuestro alrededor.  Todavía quedaba un pequeño nevero de nieve en una zona protegida por el viento y el sol y allí había que hacerse una foto, por supuesto, jajaja....
Rodeada de la madre naturaleza en estado puro con los restos de las últimas nieves del invierno.
De repente me acordé de que no había cogido una piedra de la cima y la cogí por el camino inicial de descenso, jajaja.... Es que hago colección de piedras de las cimas a las que voy.
La casualidad ha hecho que la piedra tenga forma de muela, jajaja...
Según íbamos descendiendo por aquella zona, empezamos ya a ver a gente que venía desde la zona de La Laguna Negra.  Nosotros bajando corriendo en pantalón corto y los que subían haciendo treking algo más abrigados y con un atuendo más montañero.  Con todos nos saludamos y uno de los montañeros que llevaba dos perros boxer, se rió conmigo porque justo antes de pasar cerca de él y sus perros le pregunté a ver si no me harían algo sus canes y me dijo que no, pero luego cuando ya iba corriendo y una vez pasados a los perros va y me grita el señor: ¡¡¡¡cuidado que va un perro detrás tuyaaaa!!!!   Y yo toda agobiada corriendo a toda pastilla mientras le gritaba que lo llamase que tenía miedo, jajajaja.....  Pablo se giró para ver la escena y se partió de risa, jajajaja....
Luego seguimos corriendo y hablando de todo un poco y pasamos por encima del río Revinuesa de un salto, pues allí era muy estrecho para seguidamente bordear una laguna que tenía unas hierbas acuáticas que subían hacia la superficie y que aparecían acostadas hacia la izquierda sobre la superficie del agua que creo recordar que se llamaba Laguna Larga.  ¡¡¡Muy bonita!!!
Seguimos descendiendo y desde lo alto vemos la Laguna Helada y poco más adelante se abre ante nuestros ojos la Laguna Negra desde las alturas.  Allí la foto era obligada.
Vamos descendiendo hacia la parte final de nuestro entreno. La Laguna Negra nos espera.
Pablo se me adelanta en un cortado o canal que hay bajando hacia la última laguna y me advierte de que ponga todos los sentidos y cuidados en la bajada.  Así lo hago.
Tardo un poco más de la cuenta, pero al final llego a la zona turística de la Laguna Negra, donde me vuelvo a reunir con Pablo que pasa de largo una pasarela de madera a modo de mirador en la cual nos estaban esperando su mujer Mar y mi marido.
Entonces les saludo y tengo la intención de seguir con Pablo, pero mi marido me da las llaves del coche y me dice que cuando llegue al aparcamiento que me quede ya allí.
Continúo corriendo con Pablo hasta el aparcamiento que da acceso a la senda que lleva a la Laguna Negra y me despido de él, ya que tenía previsto correr 45 minutos más.
Paro mi reloj-pulsómetro y me voy al coche a dejar las cosas de correr y me quito un niki de los que llevo.
Después me compro una Coca Cola mientras espero a mi marido y Mar y me voy a sacarme algunas fotos por el entorno.
Correteando por los bosques de pinos.
Hoy he disfrutado de lo lindo.
Preparada, lista.....
....yaaaaa!!!!!
Un poco de meditación transcendental en armonía con la naturaleza.
Me encanta sentir el roce de la vegetación sobre mis piernas cuando corro por el monte.
¡¡¡¡Bajando a lo loco por el monteeeee!!!!!
Luego, más tarde le recogeríamos a Pablo tras acabar su entreno y tras ducharnos en el camping, nos fuimos a comer a la estación de sky de Santa Inés, donde dimos por finalizado nuestra instancia por tierras sorianas en la compañía de este gran amigo y su bonita familia.
La despedida fue muy emocionante para mí y las lágrimas no pudieron evitar salir por el agradecimiento tan grande que sentía de poder haber pasado esos días allí.
Muchísimas gracias por vuestra hospitalidad y acogernos tan fabulosamente bien, Pablo, Mar y Aitziber.  Ha sido un verdadero gustazo estar con vosotros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario