viernes, 12 de septiembre de 2014

En busca de la súper luna llena en el entorno del Gorbea. (9/9/2014)

La segunda mitad de este año ha sido particularmente generosa en fenómenos astronómicos, en especial porque sucedió algo poco común en el calendario: la coincidencia de 3 superlunas sucesivas, un fenómeno óptico y astronómico en el que nuestro satélite natural aparenta tener un mayor tamaño del habitual. La última de estas superlunas tendrá lugar en la noche de hoy martes 9 de septiembre.

Así que esta mañana mi amigo Aitor Fontanes ha propuesto hacer una salida hacia el Gorbea para poder disfrutar de un atardecer mágico en aquél entorno y a la vez poder ver salir a la luna en toda su grandeza y esplendor.  También nos ha acompañado Zira, la perrita de Aitor.

Las oportunidades hay que aprovecharlas y esta vez, sí, me he apuntado sin titubear mucho.

También han venido otros amigos y compañeros del club en el que estoy metida, el Ertza Mendi Kluba Miribillako Otsoak,  Aitor y Eder.

Hemos ido en coche hasta el Área Recreativa de Pagomakurre, para una vez allí coger nuestras mochilas con todo lo necesario para poder hacer una mini-cena en la cima del Gorbea y hemos empezado a ascender.

A habido tramos en los que hemos trotado y otros en los que hemos andando, pero no por por ello no nos hemos parado para admirar el paisaje que se abría a nuestros ojos, haciendo bastantes fotos por aquí y por allá.










El ganado de las campas de Arraba estaba tranquilo y nos miraba pasar sin hacernos demasiado caso, aunque yo soy un poco asustadiza con las reses ya que me imponen mucho respeto.




Nos hemos sacado fotos, corriendo,  andando y algunas en parada durante la ruta.


El cielo estaba muy despejado y la luz tenue y anaranjada del sol nos iba acariciando por algunas zonas por las que pasábamos.



La ascensión a la cima del Gorbea (1482m) la hemos disfrutado mucho, teniendo que pasar por en medio de un gran rebaño de ovejas que amablemente se ha dividido en dos grupos mientras se dirigían a otra zona de pasto y nos han dejado pasar, para luego continuar ellas su periplo.




Una vez llegados a la Cruz del Gorbea, hemos visto que había allí algunas personas más con la misma intención que nosotros de ver la súper luna llena ya que habían desplegado trípodes y colocado cámaras de fotos de alta potencia.






       

Nosotros, con nuestras humildes cámaras nos hemos hecho un montón de fotos por allí y hemos podido observar los últimos rayos de luz solar escondiéndose por el oeste y poco después aparecer por el este la espectacular luna llena de un color rojizo y de un tamaño superior al normal.


Ha sido muy bonita la experiencia de poder divisar semejante espectáculo de luz y ver anochecer en la cima del mítico monte Gorbea.


                           
Hemos picoteado algo de lo que llevábamos cada uno y para finalizar, nos hemos tomado un rico café calentito antes de iniciar el descenso, ya de noche.





Como ya sabíamos que se nos iba a echar la noche encima, todos hemos portado nuestros frontales para hacer el descenso con la seguridad de saber dónde pisábamos.

Caminar de noche por el monte con los frontales, aunque parezca mentira, también tiene su encanto. Se tiene otra percepción del entorno aunque sólo veas lo que tienes delante tuya a unos 5 o 10 metros según la potencia del frontal.

Cuando hemos descendido la pala y vuelto a pasar por Egiriñao y Aldape, Aitor Fontanes nos ha invitado a hacer otra cima más en esa espléndida noche.

Nos hemos desviado un poco hacia la izquierda y nos hemos dirigido hacia la cima de Gatzarrieta que se encuentra en las cercanías del refugio de la federación vasca de montaña y allí hemos apagado los frontales para hacer más especial si cabe la ruta acompañados de la luz que desprendía la luna.

Al principio a mí me ha dado un poco de reparo apagar el frontal, porque me daba miedo caerme y no saber donde pisar pero al cabo de un minuto la vista ya se había acostumbrado a esa tenue luz y la verdad es que se veía bastante bien y la sensación era como de estar caminando en un planeta lejano, jajaja....   ¡¡¡Muy bonito!!!

Hemos cruzado unos collados y campas que estaban salpicadas por formaciones arbustivas que llamaban la atención por la silueta que formaba el ramaje y que ayudadas por el efecto óptico de la luz lunar hacían del paisaje algo fantasmagórico y mágico en algunos casos.

Para subir a la cima del Gatzarrieta hemos tenido que hacer unas cuantas trepadas ya que el terreno se ha convertido en bastante pedregoso y había que andar con cuidado de dónde se pisaba para no tropezar y caer ladera abajo.

En un momento dado, me he percatado de que íbamos cresteando por un filo de piedras y en la medida que he podido me he desviado hacia la zona menos peligrosa.


Algunos momentos de tensión para mí al no estar acostumbrada a desenvolverme en terreno técnico y dificultoso de montaña, pero que con la ayuda y ánimo de mis compañeros que no me han dejado descuidada en ningún momento, he resuelto bien.

Por fin hacemos cima en el Gatzarrieta en plena noche y con la compañía de la luz de la luna y también finalmente de nuestros frontales para asegurarnos una ascensión más segura.


Fotos para el recuerdo y bajada por el lado contrario de por donde habíamos subido.



Yo en ese momento de bajada, que no ha resultado demasiado difícil, he pensado que nos habíamos desviado muchísimo de la zona por la que bajábamos del Gorbea, pero no, estábamos muy cerca del canal de bajada de la cima.

Se veían a lo lejos luces de frontales de los montañeros que descendían también del Gorbea y yo al verlos me he quedado perpleja y les he dicho a mis compañeros Aitor, Eder y Aitor que menúdo sitio más complicado para bajar habían elegido aquellos montañeros.  Y me dicen todos al unísono:  ¡¡¡Pero si por ahí también hemos bajado nosotros!!!  Y yo alucinando a colorines de saber que también había estado por allí hacía no mucho tiempo.

Una vez que hemos vuelto a la senda que se dirige hacia las campas de Arraba, yo me he puesto nerviosa porque he visto muchísimo ganado vacuno y equino por allí suelto.

Las vacas estaban recostadas pacíficamente en la estupenda hierba de las campas y los caballos y ponis estaban de pié pero quietos.

Aún así, el miedo a que nos mochase algún animal me ha hecho agarrarme al que más cerca tenía de mí.  El pobre Eder que ha tenido que aguantarme literalmente durante ese tránsito entre el ganado mientras yo le agarraba fuertemente de la mano e iba pegada como una lapa con él, jajajaja.... ¡¡¡qué paciencia tiene este chico!!!  Yo creo que le he dejado sin riego sanguíneo durante un buen rato, jajaja...

Al final, ya hemos pasado la zona del ganado y le he dado las gracias y pedido disculpas por mi miedo incontrolable prácticamente con el tema del ganado.  Él se ha reído y me ha tranquilizado como antes también lo había hecho mientras discurríamos entre tanta res y equinos.

Finalmente hemos llegado de nuevo al punto de partida, Pagomakurre.  Allí hemos llenado nuestros botellines, pues después de la mini-cena a todos nos ha entrado bastante sed y nos habíamos bebido toda el agua que llevábamos prácticamente.

Zira también se ha dado un merecido homenaje con el agua de la fuente del área recreativa, la pobre también estaba sedienta.



Luego, nos hemos vuelto en el coche cantando canciones de Dire Straits y otros.  Todos muy contentos y satisfechos con la excursión bonita que nos ha salido en el Parque Natural del Gorbea.



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