miércoles, 11 de junio de 2014

VIII Carrera de montaña de Zierbena (Punta Lucero-Montaño y Serantes) (8/6/2014)

Este domingo día 8 de junio he vuelto a correr en una carrera de montaña de mediana distancia (más de un medio maratón).  Se trata de la Carrera de Montaña de Zierbena que tiene 23 km de distancia y unos 1100 m de desnivel positivo aproximadamente.


Esta carrera, normalmente, suele coincidir todos los años con la Kosta Trail, pero en esta ocasión y gracias al cambio que se ha hecho en la fecha de esta última carrera, esta vez se han separado en el calendario.

Ya había oído el año pasado hablar de esta carrera y la verdad es que mucha era la gente que me decía que era una carrera chula de hacer porque te permite disfrutar del paisaje en cada cima de las que se sube.  Así que este año, me he animado a hacerla aunque teniendo en cuenta las dos anteriores carreras de montaña que he hecho y que sobrepasaban la distancia de media maratón, me daba bastante respeto.  Además este año la climatología iba  a ser excesivamente buena.  Vamos, mucho calor, humedad y poco viento y el que hiciera sería de componente sur.
El día llegó y me despierto con ganas de disfrutar mucho de la carrera que se presenta ante mí. Esta vez no voy a cometer el error de auto-imponerme un tiempo máximo para acabarla, porque en la última carrera en la que estuve, el Trail Costa Quebrada, lo hice y fallé de lleno en mis previsiones. Así que paz y tranquilidad y a disfrutar del recorrido, sus vistas, sus cuestas para arriba y sus pendientes para abajo al máximo.

Llego en coche hasta las inmediaciones del polideportivo de Zierbena no sin antes darme una vuelta en balde al pasármelo de largo, jajaja.....  Cuando voy en busca de sitio para aparcar me encuentro con mi amigo Roberto Garay que está en la misma situación que yo y que estaba haciendo maniobras para dar la vuelta desde el pequeño aparcamiento junto al edificio deportivo para buscar hueco donde dejar su auto.  He charlado con él un ratito mientras nos cruzábamos en ese mismo espacio y le he dicho que tendríamos que buscar sitio un poco más afuera.  Pero justo y cuando íbamos bajando para salir de aquella pequeña ratonera en la que se había convertido aquél aparcamiento, nos hemos dado cuenta que a lo mejor podríamos aparcar en la acera mientras no obstaculizáramos el paso de la salida y entrada al parking, así que con buena pericia hemos subido los coches a la acera y los hemos dejado aparcados sin molestar a nadie.
Recién llegada a Zierbena me encuentro con mi amigo Roberto.
Una vez descendidos de los coches nos saludamos y nos vamos a recoger los dorsales.  Nos ponemos en la cola y cuando llega nuestro turno, Roberto me deja pasar a mí por delante de él y me asigna una mujer de la organización el dorsal nº 43.   Y digo: "Uuuuyyyy...casi como los años que tengo ahora mismo, jajaja...."   Y de repente caigo en la cuenta de que a Roberto le iban a dar el siguiente correlativo al mío y le digo con cara como de nostalgia: "¿Me lo cambias Rober?  Es que me hace ilusión correr con el dorsal que coincida con mi edad, jajaja...."   A lo que mi amigo asiente amablemente, jajaja...  Total, que la mujer encargada de los dorsales tuvo que hacer un tachón en su impoluta lista de inscritos hecha a pulso y a mano alzada, jajaja...

Eneko, yo, Leire e Iñaki.
Después salimos hacia afuera y ya enseguida empecé a encontrarme con caras conocidas de amigos habituales en las carreras y que a la mayoría los tengo agregados en mi facebook y ya aquello empieza a ser una fiesta.  Besos, abrazos y risas con unos y con otros.   La verdad es que lo que más me gusta de las carreras, a parte de la propia prueba, es ese reencuentro con gente fabulosa que ido conociendo a lo largo de mi escaso año metida en carreras.   Es el recuerdo más grato que me llevo de estos acontecimientos deportivos.

Con mi amigo Josu.
¡¡¡No estoy bailando un rock & roll, eeehhhh!!!
Es que mi amigo Javitxu es así de sorprendente, jajaja...
Con mi amigo Ander y otro amigo suyo.

Con mi super compañera de equipo Leire y Maribel.
También me dio tiempo a hacer un precalentamiento junto con mi amigo Roberto antes del comienzo de la carrera mientras charlábamos sobre cómo afrontarla cada uno de nosotros.  Muy agradable aquel ratito.
Eneko, Montse, Verónica, yo y Jon.
Llega la hora de la salida y yo seguía charlando con unos y con otros compañeros de carrera y sacandome fotos con algunos, hasta que nos han indicado que estuviésemos preparados para la salida.   El calor a las 10 de la mañana era ya bastante sofocante y para colmo no corría nada de brisa.
¡¡Qué bien me rodeo!! jajaja.... Álvaro, Bautis, Sergio y Rober.  ¡¡A ver si se me pega algo de ellos!! jajaja.....
Dan la salida y esta vez sí, intento no dejarme llevar por el grueso del pelotón y salir escopetada (de más a menos) como suelo hacer, jajaja....  Me he mentalizado de que iba a ser un test muy buenao para ver realmente el estado físico en el que me encontraba de cara a la futura carrera Kosta Trail del próximo domingo día 15.   Así que he pensado en salir de menos a más como siempre me recomiendan todos mis amigos para no quemar los primeros cartuchos a la primeras de cambio.

Salimos el pelotón de corredores y corredoras del barrio La Cuesta transcurriendo por la carretera que en un momento dado nos lleva a una pista de hormigón que nos introducirá al de dos kilómetros y poco ya en terreno natural para dirigirnos por el cordal que asoma al Puerto Marítimo de Bilbao hacia la cima de Punta Lucero (290m) a la cual llegaría cuando se cumplían los 3,3 km. y 22 minutos aproximadamente de tiempo en carrera.
Saliendo con pensamiento de ir de menos a más, jajajaja.....
Hasta aquí, más o menos he mantenido las pulsaciones por debajo de 150, aunque en el arranque inicial de la carrera han estado un poco por encima de este umbral.

Después tocaría bajada trepidante desde lo más alto de Punta Lucero hasta llegar al barrio de La Arena a nivel del mar prácticamente durante 2,4 kilómetros de senderos estrechos y zonas con algunas piedras que sortear.

Al llegar a una zona de bidegorri (carril bici) nos hemos metido en ella para acceder al barrio del Montaño yendo paralelos a la carretera que lleva a Somorrostro durante 1,5 km.  Esta parte de la carrera es de asfalto y aunque parece que las piernas deberían agradecer el poder correr por él tras trotar monte arriba y monte abajo, la verdad es que se hace un poco duro ir por él.

El calor azota sin contemplaciones sobre la cabeza y todavía no son ni las 11 de la mañana.  Así que tuve la precaución de irme hidratando cada 20 minutos más o menos y con cuidado de que no se me acabase el líquido elemento antes de llegar al primer avituallamiento.

En el kilómetro 9, encuentro el primer avituallamiento líquido.  Abrí a todo correr mi bidón y lo rellené con un botellín de agua, que por cierto estaba caliente porque le estaba dando el sol pero bien.

Sigo serpenteando por el circuito perfectamente señalizado y sin lugar a pérdidas ni despistes hasta llegar por una pista terrosa a el punto inicial de la subida por sendero al segundo monte de la carrera.  El Montaño (291 m.).  En esta subida fui acompañada de un chaval del club de Atletismo Muñatones de Muskiz con el cual pude ir charlando durante un buen rato mientras subíamos al citado monte.





Señalización permanente.



Caminito de cabras montesinas, jajaja....
Cuando se cumple el kilómetro 10 aproximadamente hacemos cima el de Muñatones y yo en el Montaño.  Ahora vendría lo más peliagudo, bajarlo.   El terreno estaba muy bien para correr porque no había nada de barro, pero en cambio la tierra estaba seca y suelta después de haber sido pisada por todos los corredores que nos precedían.   Había piedras sueltas, así que había que poner mucha atención por dónde se colocaban los pies mientras se descendía.  Allí sí que se cargaron los cuadriceps de lo lindo, jajajaja.....  Éstos parecían acero para hacer los barcos, jajaja...

Cima del Montaño.
Desciendo en un margen de 4 kilómetros unos 270 metros aproximadamente hasta llegar el barrio de Kardeo por una pista que luego se convertiría en hormigón y después en carretera y que me llevaría de nuevo al barrio de La Cuesta, punto de inicio de la carrera, cuando se cumplía el kilómetro 15,3. 

Ha sido llegar a este punto y ver a un montón de gente jaleando y animandome gritándome por mi nombre y por sorgina y yo toda flipada de ver a mis amigos que ya habían acabado la carrera, me he puesto a saludarlos a todos y a darles las gracias como buenamente podía con gestos y de repente alguien de la organización me ha puesto una botella de agua en la mano y me la he bebido a trompicones sin dejar de correr.  Mi amigo Iñaki Gutierrez que ha hecho la marcha de montaña y que ya había acabado, se me ha puesto a correr junto a mí y me ha dicho:  "Yolanda, ¿qué tal vas?, ¿vas a seguir en carrera?, Si quieres, lo puedes dejar aquí ya, que hace mucho calor, eeehhh!!! "  Y yo le miro de reojo mientras el sudor me caía a mares por la cara y le digo que no, que no quiero parar, que he venido a hacer la carrera entera y la quiero acabar aunque sea andando.  Y le he dado las gracias por su preocupación y me he marchado en busca de la última cima.  El Serantes.

Pero cuando había pasado algo más de un kilómetro desde este último paso por meta en el que había también algo de fruta para reponer fuerzas, he caído horrorizada en la cuenta de que no había cogido nada de nada para comer.  Entonces he empezado a jurar contra mí misma.  "¡¡¡¡Seré idiota!!!!  ¿Cómo he cometido el error de no comer ni siquiera un mísero trozo de plátano?"  Y de repente he sido consciente de que al ponerme a devolver los saludos a todos los que por allí me habían estado animando, había pasado totalmente por alto el tema de la ingesta sólida.

Mientras me iba lamentando de mi mala suerte y maldiciendo mi despiste, me he acordado de que a última hora de ayer decidí meter en la riñonera porta-bidones dos geles por si me hacían falta, aunque el día anterior pregunté a los amigos del facebook que me asesorasen sobre qué gel sería el más adecuado para llevar entre varios diferentes que tenía y unos me aconsejaron unos y otros amigos otros.  También hubo algunos que me dijeron que si habitualmente no tomaba geles, que no experimentara el día de una carrera porque si me caían mal en el estómago podrían hacer que la carrera se me fuese al traste y acabase de la peor de las maneras.  Con vómitos, dolores de tripa, etc.

Al final, mientras pasaban los kilómetros por el barrio de San Roque de cara a enfilar el sendero que me llevaría a la cima del Serantes, he pensado que lo que no podía hacer era estar con el estómago vacío y he decidido tomar un gel con más miedo que vergüenza mientras avanzaba un tramo andando.  Seguido he ido a beber un buen trago de agua para pasarlo, aunque no era muy espeso, y he visto que tenía 1/4 del bidón solo con agua.  "¡¡¡¡¡Oooohhhh, nooooo!!!!!  Si me lo bebo todo, no sé cuándo ni dónde será el próximo avituallamiento."   Así que he tomado la mitad de lo que me quedaba con la esperanza de encontrar en breve un avituallamiento líquido para reponer urgentemente.

Me encuentro con un chico con el que me pongo a hablar mientras hacíamos tramos caminando y con el sol pegando a tope sobre nuestros cuerpos y vamos haciendo el camino solos pero entretenidos con la conversación, hasta que veo que puedo volver a trotar y me despido de él.

Camino del Serantes con alegría y decisión.
También he tenido la suerte de encontrarme con Txus Romón que bajaba por el sendero por el que yo subía y le he gritado desde lejos aunque al principio me costaba reconocerle pues el sudor no me dejaba ver con claridad ya que se me había metido en los ojos y me escocían un montón nublandoseme la vista, jajajaja....  Pero al final, cuando nos hemos llegado a encontrar nos hemos parado a charlar un poco y luego he seguido con mi ruta.

A tramos trotando y a tramos andando he ido ascendiendo poco a poco por la cara sur del Serantes mientras de vez en cuando me sacaba algún vídeo y alguna aprovechando que tenía que caminar forzosamente para ir regulando un poco ya en los últimos kilómetros.  Me lo he tomado con mucha calma realmente, así que sí que he conseguido disfrutar a pesar del sofocante calor que hacía.

Cuando me he descuidado he llegado al fuerte que está a los pies del cortafuegos lateral del Serantes y allí he visto a un hombre de la organización con un vehículo pick-up con varios retráctiles de botellines de agua a los que les estaba dando el sol de lleno y le he dicho:  "Aupa, ese agua tiene que estar más caliente que el pis de una burra, ¿no?"  Y me contesta el señor con una cara sonriente: "Pues sí, la verdad"  Y acto seguido le digo:  "Me voy a la fuente".   A lo que me contesta el hombre:  "Sí, mejor será". 

Acelero el paso toda decidida y veo en la fuente a una pareja con un bebé en una mochila de paseo que estaban cogiendo agua y miro el chorrillo de agua que sale de la fuente y les digo: "¿Esta es todo el agua que sale hoy?".   Y me dicen los dos al unísono:  "Pues va a ser que sí".  Les contesto: "¡¡¡Pues estamos apañados, con la sed que traigo y las ganas de mojarme entera que tengo!!!"

Me vieron con tal sudada y con tal desesperación por beber que la mujer me sujetó el pulsador del agua para que llenase el botellín y me refrescase al máximo con aquel hilito de agua.  Mojé el buff, la bisera, la cara, los brazos, las piernas, el pecho, la espalda.... Vamos como si hubiese recién salido de debajo de las Cataratas del Niagara, jajajajaja.....   ¡¡¡¡Qué gusto por Dios!!!!!   También tuve la osadía de pedirle al chico que me sacase una foto para documentar mi blog, jajaja....  Después de ese remojón e hidratación interna, ya pude afrontar el cortafuegos con garantías de no desfallecer en el intento, jajajaja.....   ¡¡¡Estaba salvada!!!

Bebiendo a saco para afrontar el cortafuegos del Serantes hasta la cima.
Justo cuando paso por cerca de un pequeño cobertizo de madera que estaba junto a la fuente, veo allí a dos corredores de la carrera más que sentados, desparramados.  Y les digo: "¡¡¡Venga chicos que ya no queda nada!!!  Si paráis ahora ya no arrancáis ni para atrás".   A lo que me contestan todo sofocados, que se lo iban a tomar con mucha calma que el calor los había hecho polvo.  Total que les deseo suerte y me despido de ellos y me marcho.  Si me paraba yo también a hacer un pequeño receso estaba segura que luego me costaría mucho arrancar siquiera a caminar.

Me incorporo a la base del cortafuegos cuando se cumplía el kilómetro 18,8 aproximadamente, miro hacia arriba y me digo para mis adentros: "Venga Yolan, que con esto tú puedes, lo has hecho ya muchas veces, así que a por una más".   Intento ir al "trote cochinero", pero mi cuerpo más que por el transcurrir de los kilómetros no me permitía ni siquiera trotar a causa del soporífero calor.   Así que no me agobié y me puse a andar con paso decidido hasta llegar a la cima donde había dos chicos de la organización con peto.   Yo que los veo, y pienso: "Enseguida llego y luego todo para abajo, ¡¡qué bien!!" 



Ellos que me ven, me toman la referencia de mi dorsal y me empiezan a animar diciéndome que ya está, que ahora viene lo fácil.   Y yo les digo que claro, que como ellos están ahí sentados en la mesa de interpretación a vernos llegar, así cualquiera tiene moral, jajajaja.....  ¡¡Se rieron mucho!!

Y ya que estaba en la cima, les pedí que si por favor me sacaban una foto en los buzones del Serantes (451m)  para recuerdo e incluirla en un blog que tenía, a lo cual accedieron gustosos.  Dos fotos para la nena y para abajo del Serantes toda desenfrenada y con ganas de llegar a meta.  Aunque sabía que era de las últimas, tampoco me agobiaba mucho el tema porque estaba viendo que a pesar del fuerte calor y bochorno que hacía ese día, estaba superando con bastante dignidad la dura prueba de acabar la carrera en esas condiciones.
¡¡¡Llegué a la cima del Seranteeeeesss!!!!
Contenta de hacer la última cima. El Serantes.
Tiro por el cordal del Serantes desde la antena dirección Zierbena, pero siguiendo las marcas, vi que en el kilómetro 20 aproximadamente había que girar un poco hacia la izquierda y hacia abajo como en diagonal por la loma petrea del paso Peñalba o eso creo, pero en descenso.

Hace ya algún tiempo o unos 3 o 4 km. que dejé atrás al chico con el que me encontré en el kilómetro 17 aproximadamente, así que ahora iba sola corriendo líbremente por donde se podía correr y a trote un poco más tranquilo en otras zonas.  Pude pasar a algunos marchistas que todavía no habían acabado la marcha de montaña.

Serpenteando por el sendero perfectamente marcado fui descendiendo hasta llegar a una pista de hormigón en el barrio de el Valle que me llevaría hasta el arco de meta.

Allí estaba el speaker que al verme de lejos y fijarse en mi dorsal anunció por megafonía que llegaba la siguiente corredora:  "Con el nº 44 aquí llega Yolanda Ugarte de Sopela"  y yo que me empiezo a dar cuenta de que he logrado acabar la carrera sin morir en el intento, empiezo a levantar los brazos y cerrar los puños llena de satisfacción y veo allí a mis compañer@s de equipo así como a muchos de mis amigos haciéndome un recibimiento guapísimo que les agradecí saludando al aire y cuando pasé el arco de meta di un salto e hice un gesto de "¡¡¡Toma ya, que lo he logrado!!!"


¡¡¡Subidón al llegar a meta!!!
Se me acercaron muchos a saludarme, a felicitarme por acabarla y a preguntarme qué tal.  Y yo les decía a todos, que estaba genial, que a pesar del sufrimiento por el puñetero calor me lo había pasado "pipa", así que muy feliz tras finalizar la carrera.

Luego me fui a duchar y a cambiarme de ropa y después me quedé a ver la entrega de premios y trofeos.

A pesar de que daban premio a los 10 primeros clasificados de la categoría masculina y femenina, yo no me llevé nada de nada.  Pero lo que sí me llevé fue la satisfacción personal de conseguir acabar la carrera en esas condiciones tan duras de calor y superar el respeto de la distancia pasada de media maratón.   Así que voy con mucha confianza y optimismo a la siguiente carrera la Kosta Trail.

Foto para el recuerdo con varios amigos.

Gracias a todos los amigos por animarme durante la carrera según me pasaban de largo, por el empuje y ánimos a mi paso por el punto de partida antes de encarar la subida del Serantes y por el recibimiento que me hicieron.  Desde luego que me sentí ganadora.  No de la carrera, pero sí de unas sensaciones muy bonitas que recordaré durante muchísimos años.   Para mí, esta es la esencia de las carreras a parte de ir a hacerlo cada vez mejor.  El compañerismo entre todos los corredores, sean de alto rendimiento o "pros" o "élite"  o sean de los que nos autodenominamos "participativos".  La fusión de todos es lo que hace grande este deporte.

Track de la VIII Carrera de montaña de Zierbena.

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